SANFIC 6: Tillo escribe sobre sus aventuras, desventuras, y empanadas comidas dentro de la Cineteca Nacional

Mi amigo personal y colaborador incondicional (desde ahora) de Yanoveomonos, Tillo de Grietagarbo, se dio una vuelta por la sexta edición del Festival Internacional de Cine de Santiago, SANFIC, este fin de semana pasado. Cómo le fue, de qué se quejó, y qué rescató en su visita a las salas metropolitanas, en el siguiente y estrambótico divertido reporte.

Léanlo después del salto! De aquí para adelante, Tillo al mando.

Quisiera advertir de inmediato que esto NO es un recuento del reciente SANFIC 6, NO es un review sobre lo mejor del ya finalizado festival de cine realizado en Santiago de Chile; es simplemente el relato de mi propia experiencia SANFIC, a través de tres películas del certamen, bueno, tres películas y un cuarto. 

Resulta que al revisar la cartelera del SANFIC y al sacar cuentas con mis tiempos disponibles, tenía calculado ver muchas películas. Por diversos motivos terminé viendo sólo tres películas y un cuarto.

Algo que parecía muy interesante de presenciar era un mini-ciclo de Andy Warhol (Poor Little Rich Girl, More Milk Yvette, Chelsea Girls) que se proyectaría en la Cineteca Nacional. Era una gran ubicación en el mapa Santiaguino (considerando que la mayoría de los cines del SANFIC son de Plaza Italia pa' rriba - "porque pa' abajo de plaza italia no cachamos de cultura" dijo un amigo).

Llegamos (con la polola) casi atrasados a la muestra de Chelsea Girls, que como dice el sitio SANFIC, consiste en que "Warhol espía las tristes y glamorosas vidas del demimonde neoyorquino, como una obesa junkie lesbiana, una dominatrix, y otros hermosos chicos y chicas de la Factory que actúan y no actúan un macabro burlesque con pantalla dividida en ocho diferentes habitaciones del Hotel Chelsea”. Me encontré con unos amigos, me comí una empanada de queso dentro de la sala, el presentador de la película era un curador del MOMA. Todo parecía bonito, hasta que comenzó la proyección. Primer plano en blanco y negro de la Nico, que ocupaba la mitad derecha de la pantalla. Empieza a hablarle una voz en off. Algo anda mal ¿y los subtítulos? Pasaron diez minutos de film y nada. Indignados salimos a reclamar que cómo era posible que ni siquiera avisaran, para que así los que no sabemos inglés verigud nos ahorráramos el paseíto a la Cineteca.

Con la cartelera en una mano y la Bip en la otra, nos dirigimos al Cinemundo Los Dominicos para ver Tandoori Love, que según el sitio SANFIC se trata de: "Una mesera en una hostería del Oberland Bernés está felizmente casada con su jefe. Pero todo cambia cuando un chef indio, quien trabaja en un set de filmación de Bollywood, la ve en un supermercado y cae enamorado de ella a primera vista, a tal nivel, que se pone a trabajar en la hostería".

La sinopsis suena a entretenida, y sí, lo era, por lo menos lo suficiente como para distraerse del mal rato que vivimos con el ahora enemigo declarado, Mr. Warhol.

La historia básicamente era una cursilería bien típica de películas de Julia Roberts, pero el tratamiento que tenía la hacía bastante llamativa. Primero, al tocar el tema Bollywood, de inmediato pensé en musicales con actores indios y coreografías como la del final de Slumdog Millionaire. Eso se cumplió y al rato, la película se llenó de divertidos números musicales (siendo el del supermercado y el de la cocina los mejores a mi parecer).

A destacar también son los chistes relacionados con Bollywood, como los productores provenientes de Bombay que son detenidos en el aeropuerto y que al revisarle las maletas llevan rollos de películas; o la Star System india y sus gustos caprichosos.

Es curioso ver cine que uno no tiene la costumbre de observar todos los días. Todo pareciera que no calza, pero no es así, es una forma distinta de apreciar, nada más. A veces, ocurrían cosas que podrían resultar inverosímiles o fuera de contexto, pero el tono de comedia y el estilo fílmico de la película hacen que funcionen las actividades de los personajes, los diálogos, el arte, el montaje y el sonido, por decir algunos de los detalles en que uno como simple espectador sudaca puede sentirse ajeno a lo que está viendo.

 Tandoori Love

Misma sensación, pero en menor cantidad, tuve al ver One day, una historia romántica proveniente del Taiwán, que en el sitio SANFIC se describe así: "Una joven se encuentra con un soldado que asegura ser su “futuro amante”. Ella no toma en serio lo que parece ser una ridícula historia, pero una serie de misteriosos incidentes le hacen pensar en que eventualmente el soldado estaba diciendo la verdad".

El ritmo de la película fue lo que más me cautivó. Un tempo pausado, contemplativo, pero nunca al extremo. Parecía ser el tiempo interno perfecto para los personajes, parecía que cada plano duraba lo justo y necesario. En eso, bien logrado el montaje, que además resulta ser pieza fundamental en el plano narrativo de la historia, anticipando sucesos tales como sueños claves, que terminan por aclarar la trama de carácter existencial que nos plantea el film. De hecho, la película termina con la duda "si pudieras volver al pasado, volverías a enamorarte de la misma persona, sabiendo que ella o él morirá en un trágico accidente". Eso en parte es lo que traza la película de Hou Chi-Jan. De todas formas, al final quedaba un gustito de historia hecha para jóvenes enamorados, pero no la menosprecio, ya que quizás la forma era más cautivante que el fondo.

No hablaré de la tercera película El Recuento de los Daños, ya que me aburrí demasiado en ella. Planos exhaustivamente largos, tiempos muertos, personajes que no hablan, y ¿todo para qué? para narrar en palabras modernas el mito de Edipo Rey. Historia sabida, ninguna novedad que aportar, nada que rescatar, salvo uno que otro plano “cinematográficamente bello”, pero que a la hora de las conclusiones, no me sirven de mucho.

Me despido diciendo que el Burger King es una mierda y que los asientos de la Cineteca son bacanes, aparte me comí la mansa empanada adentro y nadie me dijo nada.