miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sobre Pearl Jam Twenty



Este es mi primer y último post en mucho tiempo.

Siempre cuesta hablar de lo que a uno realmente le gusta, o por lo menos eso me pasa a mi. Escribir sobre Pearl Jam es difícil sin parecer ridículo o caer en lo del ñoño fanboy, pero aquí estamos y algo hay que hacer al respecto. Me gusta pensar que algo parecido pensó Cameron Crowe al momento de empezar a hacer la película: ¿Ser director o ser fan? Me gusta más aún pensar que se decidió por lo último.

Okay, Cameron Crowe, el mismo que dirigió la fantástica Almost Famous, hace una película sobre una banda de rock que casualmente resulta ser mi favorita. Pearl Jam la promociona hasta el cansancio en la celebración de su vigésimo aniversario; vende Vinilos, CDs, blu-rays, poleras, polerones, gorros, mochilas, libros, llaveros, posters, etc., y hace un festival de dos días donde invita a Queens of the Stone Age y The Strokes para que los celebren. Díganme que eso no va con el rock en los tiempos que corren y me van a tener del otro lado. Lo que yo digo es que todas esas estupideces que tanto nos encantan tienen que ver con el negocio. Punto, les guste o no. La opción de comprar es siempre del comprador y de nadie más. La música y lo que se siente dentro es algo completamente diferente.

Pearl Jam Twenty es la gran película que todos los que seguimos a Pearl Jam hemos estado esperando. Probablemente no ganará un Oscar y ni siquiera estará nominada, pero es para nosotros, y para cualquiera que se acerque un poquito y quiera ser parte de una historia de 5 seres humanos donde lo más importante es la amistad y la música. Está bien, disfruté cada referencia oscura y cada detalle como el fanático más fanático, pero también me entretuve, me reí y me emocioné con la historia como el más mortal de los mortales. Y es que la historia que Cameron Crowe es tan cercana y tan bien contada que uno se siente parte de ese Seattle que nunca nadie conoció. Uno siente que Stone Gossard y Chris Cornell realmente fueron y siguen siendo amigos, y uno siente que Eddie Vedder realmente se emociona cuando habla de su larga amistad con el bajista Jeff Ament. Y en realidad todo esto es porque estos tipos son rockstars, pero son rockstars de verdad, y no en el sentido Freddy-Mercury-rock-star, pero si en el sentido de somos-humanos-antes-que-estrellas-de-rock. Desde la formación, pasando por el éxito repentino, la lucha contra Ticketmaster, y la consolidación de sus principios, los 5 de amigos no dejan de ser ellos en ningún momento. Por mucho que estos tipos escriban canciones, graben albumes, toquen en grandes festivales y aparezcan en Youtube, su historia es más trascendente que todo, por lo menos para ellos. Sin su amistad simplemente son nada. Y esto es lo que Cameron Crowe intenta demostrar, y con todo el cariño que alguien le puede poner a su trabajo.

Pearl Jam Twenty no es sobre cuán importante es Pearl Jam en la escena musical actual. Probablemente pocos se acuerden de la banda como algo más que un grupo de tontos que algo tienen o tuvieron que ver con Nirvana y que usaban camisas leñadoras. Y digámoslo también, es poca la influencia que tiene Pearl Jam en la música actual; hay montones de otras bandas más relevantes que ellos en términos musicales, o sino pregúntenle a My Morning Jacket o Arcade Fire. Pearl Jam Twenty es sobre otra cosa.

Pearl Jam Twenty es sobre la importancia que nosotros, los fans, le damos a los que están en el escenario, algo que Cameron Crowe, un tipo que ganó un Oscar, supo congeniar con una humildad tremenda en una pieza audiovisual inolvidable. Si  Crowe se quiso dar un gusto y ser fan, creo que tanto él como nosotros tenemos todo el derecho a, como dijo una persona importante, tener la ilusión de que realmente están haciendo algo importante, y que realmente importa tener héroes en esta vida. Y por supuesto, tenemos el derecho a ver esto y disfrutar esta historia, que aún no termina, hasta el último segundo, sea dentro o fuera del cine, muchos años más adelante.

Gracias a Kati querer acompañarme en un viaje donde estuvimos más tiempo en el bus que en el mismo cine. Y obvio, por ser lo mejor del viaje.


2 comentarios:

  1. De vez en cuando, después de ver una película, un documental o leer un libro, uno queda con una sensación profunda de bienestar, sintiéndose agradecido por el simple hecho de haber tenido la oportunidad de apreciar esas historias. Cuando eso ocurre, deseo de tener más de los personajes de lo que ya pude ver, pero rara vez eso es posible puesto que los personajes quedan marcados en los límites de ese mundo que quisquillosamente alguien quiso compartir con nosotros. Sin embargo, en este caso salí de la sala agradecida de lo que había recibido y además contenta con saber que podría escuchar su música en un ir y venir con ellos.
    Sinceramente, no me considero una persona fanática de Pearl Jam (de nada en realidad) pero la película va más allá de ser o no ser un fan del grupo y eso fue lo que me agradó.

    PD: sigo pensando que son pretenciosos, pero puedo obviarlo un poco más de ahora en adelante.

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