Se trata de Me and Orson Welles, basada en la novela del mismo nombre del autor Robert Kaplow. La cinta de Linklater cuenta la historia de Richard Samuels, un adolescente que sueña con ser actor, y que por las casualidades de la vida, logra ser contratado por el mismísimo Orson Welles para la obra shakesperiana Ceasar, en el New York de 1937. En los protagónicos tenemos a Zac Efron como Richard, y al debutante Christian McKay en el papel de Orson Welles.
Sabiendo de antemano que Richard Linklater es uno de los directores más versátiles de las últimas 2 décadas, podríamos esperar cualquier cosa de Me and Orson Welles. Esta vez nos encontramos con un filme mainstream de corte familiar, aunque decir solo eso sería casi una falta de respeto. Me and Orson Welles es mucho más de lo que parece, es una linda historia de admiración, y por otro lado, de amor, pero más que eso es el retrato y homenaje a un grande del cine y del arte en general. Es tan viva la recreación que Linklater hace de Orson Welles a través de Christian McKay, que es inevitable sentirse atraído hacia la figura del célebre actor, director y creador. McKay derrocha carisma al interpretar a Welles en segundo de cinta, dejando bien en claro todo lo sabio, elocuente, maníatico e incluso manipulador que era, tanto así que ahora entiendo a los que lo postulaban para la categoría de mejor actor en los pasados Oscar. Pero me estoy arrancando mucho con McKay y Welles; déjenme contarles un poco más de la historia, que al fin y al cabo tiene que ver más con Richard Samuels que con Welles.
Richard sueña con ser un actor, o con estar en el mundo del espectáculo, como él da a entender; y va a dejar todo de lado con tal de cumplir sus sueños, incluyendo la escuela y su vida familiar. Al ver la oportunidad que estar en una obra de Welles le significa, decide sumergirse de lleno en el mundo del teatro, para ir, poco a poco, estableciendo lazos con los personajes que le mostrarán los detalles de la vida tras el telón. Pero lo que quizá marque más a Richard sea conocer a Welles y descubrir todas sus falencias y virtudes: al hombre detrás del personaje.
Toda la historia está contada de manera muy simple y entretenida. Zac Efron se luce como protagonista, haciendo inmediatamente que nos identifiquemos con él fácilmente. No es necesario que conozcamos detalles de su vida más allá de su sueño de convertirse en actor, Efron le pone el corazón necesario al personaje para dar a entender que a Richard solo le importa estar sobre el escenario y seguir una carrera bajo el alero de Welles. Quizá Me and Orson Welles actúe en varios niveles, ya que si bien es una historia familiar, también tiene infinitas referencias hacia la persona de Welles y lo que significó y significa en la cultura norteamericana. Y aquí Linklater cumple muy bien al representar la época, sin caer en clichés ni en convenciones típicas: todos los personajes son tridimensionales y tienen tanto virtudes como fallas, y se agradece que a pesar de ser un relato inocente, también tiene partes que bien podrían ser oscuras si no se enfocaran con el humor de Linklater.
Me and Orson Welles es una bonita película. Más allá del homenaje al director de Citizen Kane, la película de Linklater es una historia encantadora que se sostiene por si misma. Lo mejor del filme es la honestidad y el humor con que se aborda a los personajes y sus actitudes que pueden o no ser moralmente correctas. Como siempre, Linklater da en el clavo nuevamente, esta vez con una película que se acera más a su lado tradicional, pero que no se queda ahí y encanta como todas las demás de su catálogo.
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