viernes, 7 de mayo de 2010

Review: Ojos Rojos


Cuando se trata de la selección chilena siempre me ha gustado hablar de fútbol, y qué mejor que hacerlo ahora cuando la excusa es el cine.
Ojos Rojos es un documental de una historia silenciosa que se remonta a varios años atrás, por allá por el 2005 con una Roja fracasando en su camino a Alemania 2006, con la cámara metida ahí mismo en los camarines, junto a Pinilla, Quique Acuña, Calule Meléndez, Luis Fuentes, Luis Jimenez, David Pizarro, y también, para los que se habían olvidado, junto a Humberto Suazo, Jorge Valdivia, y Matías Fernandez.
Es el último partido de las clasificatorias, en Santiago, contra Ecuador. Pizarro da un paso al costado después del desastroso empate 0-0 frente a los de Quito, y el jóven Matías Fernandez está callado, como si no perteneciese ahí, a ese grupo que nunca iría a Alemania. Y de cierta forma era así. Ojos Rojos comienza con una derrota y se desarrolla en silencio hacia un desenlace triunfal, con villanos y héroes de carne y hueso. Desde ya aviso que si quieren ver un recuento de goles mejor busquen uno en Youtube, porque la cinta de Sabatini, Sallato y Larraín es otra cosa. Sin narrador y con cámaras apostando a la oportunidad del gol, tomando algunos a medias, y otros simplemente dejándolos pasar, Ojos Rojos se gana el corazón del espectador a través de instantes precisos, y por qué no, emotivos a más no poder; por lo menos emotivos para el hincha, para el que disfruta del fútbol chileno, y eso es, por estos días: todo el mundo.
Bonini le habla a Carmona, Jara y Vidal y les dice que uno de ellos va a hacer un gol, se los da firmado como alguien que sabe de lo que habla. Instantes después Jara convierte y cumple la profecía del argentino. Un poco más adelante tenemos una de las escenas mas decidoras y complejas del filme: en el partido de vuelta contra Bolivia, Bielsa encara a Matías Fernandez por su juego, el calerano está al borde del juego quejándose por alguna infracción, "¿Qué pasa ahora Matías? ¡Siempre pasa algo!" le grita Bielsa con dureza. No pasa ni fracción de segundo y tenemos a la cámara aumentando la mitología de la selección de Bielsa: enfoca al Mago Valdivia preparándose para entrar a la cancha y reemplazar a Fernandez, poniéndose la imponente número 10 y recibiendo las instrucciones del profe. Nadie dice nada, no hay narrador que sirva para explicar lo que significa en estos momentos el mito del Mago versus el Mati: el regalón de la casa y el genio, el tranquilo y el rebelde, el talento y la viveza, son cosas que solo un hincha puede entender y que Ojos Rojos sabe plasmar a la perfección con poquísimos recursos.
Podría haber sido de mil maneras diferentes. De cierto modo hubiese sido fácil subirse al carro de la victoria habiendo estado juntando material desde el 2005, pero los realizadores del documental se decidieron por algo mucho más fino y sutíl, y de verdad se agradece. La propuesta es humilde y honesta. Si no se filmó el gol, no se mostró no más, de todas formas se entiende la idea, no hay canciones ni cumbias alusivas al Loco Bielsa ni biografías del Niño Maravilla y Arturo Vidal contando cómo siempre supieron que triunfarían con la pelota para ayudar a sus familias. No, Ojos Rojos no se trata de eso. No me malentiendan, la picardía y el humor están, y por todas partes y a cada rato, pero de forma modesta y generosa, sobre todo con el que parece ser el "protagonista" de la cinta, Sergio Riquelme, un locutor de Valdivia que es aperrado como él mismo a la hora de cubrir a la Roja, aunque la tele no se vea, y aunque no lo dejen entrar al estadio a reportear.
A lo mejor el poster de Ojos Rojos no es muy atractivo, y quizá la edición de sonido tampoco sea de las mejores: en las escenas "en-juego" se deja en evidencia la pos-producción de los sonidos y a veces incomoda un poco. Pero el que va a ver el documental sabe a lo que va, aún cuando esté esperando "algo más de acción". El hincha se va a conformar y se va a reir, quizá hasta una lágrima se le escape con la escena de la clasificación al Mundial de Sudáfrica. Porque es fútbol, y sea como sea va a encantar. Créanme que con ver la escena del Mago se van a sentir pagados.
Vayan a ver Ojos Rojos al cine, porque es la mejor manera de despedir a la Roja y empezar a vivir la fiesta más grande de todas.


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