Review: La vida de los peces

Como siempre antes de escribir sobre una película chilena, me veo obligado a decir que es poco lo que veo de cine criollo. Si no hubiera sido porque ayer era el Día del Cine Chileno, y que por lo mismo la entrada a La vida de los peces estaba a $1000, no la habría visto jamás. Sigue leyendo para leer el review entero.

La vida de los peces, del director chileno Matías Bize, es la historia contada casi-en-tiempo-real de la llegada de Andrés (Santiago Cabrera), un escritor y crítico de destinos turísticos exóticos alrededor del mundo, al cumpleaños de su amigo de juventud, Pablo. Andrés no visita Chile desde hace 10 años, cuando él tenía 23, y el volver a encontrarse con sus viejos amigos despierta en Andrés una serie de recuerdos, incluyendo el de una antigua pero significativa relación con Beatriz (Blanca Lewin).

En La vida de los peces la totalidad de la acción transcurre durante la noche del cumpleaños. La primera película de Matías Bize fue Sábado, una película en tiempo real, en la cual, como dice su título, experimentó filmando en tiempo real sin un solo corte en la edición. Si bien La vida de los peces es la primera película de Bize que veo, me parece interesante cómo la marca registrada del director sigue estando presente, transformándolo en una especie de Richard Linklater chileno, aunque usando el recurso en forma más práctica en esta película. Aunque cualquiera podría decir que la película es excesivamente predecible, es bonito ver cómo todo se va desarrollando al avanzar la noche, y además en una misma locación.

La narración está desarrollada en forma episódica, y de ahí, quizá, lo predecible de la película. La cámara sigue a Andrés en su deambular por la (a veces gigantesca) casa con planos cerrados, donde todo aparte de los personajes, está fuera de foco, creando una bella e inusual atmósfera. Andrés recorre la casa para encontrarse con diferentes personajes de su pasado, quienes van haciendo más vivos los recuerdos del protagonista y al mismo tiempo van revelándole al espectador facetas desconocidas del personaje de Cabrera, aunque a veces tienen poco que ofrecer en términos de trama. Dentro de estos personajes, los más destacables son los que aparecen en la primera mitad de la película, la que inpensadamente arranca varias carcajadas con un humor netamente chileno, sobre todo en las escenas con los personajes de Antonia Zegers, y separadamente, la de los hijos de Pablo.

Ahora, como venía diciendo, y sin querer repetirme, una de las aspectos negativos de La vida de los peces es que cuenta una historia que desde el principio sabemos como termina. Por lo mismo no voy a revelar detalles sobre el personaje de Blanca Lewin, para que traten de llevarse una sorpresa cuando la vean. También habría cambiado una que otra cosa en la toma final, pero eso ya es hilar muy fino. Por otro lado, personalmente me habría gustado un poco más de silencios en la película; varias escenas tienen una carga emotiva significativa, y la incesante banda sonora cansa a ratos, a veces volviendo algo cursi los diálogos. Ojo con el cameo de Leo Quinteros, pareja de Blanca Lewin.

En resumen, La vida de los peces es una buena película. A lo mejor el hecho de que anoche la sala estuviera llena, (y que hubiese una guagua contemplando con un ejemplar silencio la proyección) le dio un toque diferente. Quizás si hubiese estado viendo la película en mi casa, con menos gente, mi impresión sería diferente. Pero así es el cine, siempre es lindo ver una película chilena con más gente que comparte tu misma cultura. Toda una experiencia lo de anoche.