domingo, 8 de noviembre de 2009

Away We Go: La versión embarazada de Garden State


No me habían dado ganas de ver Away We Go, aún cuando sabía que podía ser divertida. El trailer no se veía mal, y la idea de 2 futuros padres recorriendo EE.UU buscando la mejor forma de criar a su hijo por nacer parecía ser lo bastante original como para querer verla. Además, claro, se trataba de la nueva película de Sam Mendes, quien, fue injustamente ignorado por Don Oscar por su genial película de 2008, Revolutionary Road.
Un día después de ver la poco simpática Whatever Works me decidí a ver la cinta esperando pasar un buen rato y, por qué no, sorprenderme. El buen rato lo pasé, pero eso fue porque estaba viéndola en compañía de Katy. Si la veo solo, creánme, me quedo dormido. Y es que Away We Go es demasiado optimista, feliz, y quirky (véase Zach Braff en Garden State); esforzándose demasiado por tener su propio sello, por ser tierna, y entretener a la vez que emocionar. La relación entre los protagonistas es casi irreal, y ojo, no hay nada malo con eso, pero también acaba por aburrir y molestar.
El filme hace un esfuerzo inmenso por dar tridimensionalidad a los personajes, pero la verdad es que Burt y Verona no hacen más que repetir a cada instante: "Somos sencillos, auténticos y adorables, y nuestro embarazo es lo mejor que le ha pasado a la humanidad". No está demás decir que Away We Go se vuelve rápidamente monotemática: en un extraño caso de coincidencias, los protagonistas visitan a diferentes padres que "solo de casualidad" son padres y tienen filosofías de crianza total y radicalmente diferentes entre ellos.
Away We Go es la película indie de Sam Mendes, un proyecto que se tomó demasiado en serio, y que puede resultar lindo e inspirador, pero jamás, honesto.

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