Lo único malo de Anvil, es que era exactamente lo que me esperaba. Si no conocen la historia detrás de este rockumental, es bien simple: En 1984, Anvil, una banda de metal canadiense, realizó una gira con monstruos del rock como Scorpions, Whitesnake, Bon Jovi, y bla bla bla. Todas esas bandas alcanzaron el estrellato y la fama, menos, por supuesto, Anvil.
Anvil: The Story of Anvil es una historia sobre los simpáticos miembros de la banda y lo triste que es para ellos no ser reconocidos después de veintitantos años, aún estando activos como grupo y habiendo influenciado musicalmente a bandas como Metallica o Antrhax; teniendo que lidiar al mismo tiempo con sus familias, sus aburridos trabajos y la frustración que significa no estar en las grandes ligas del rock.
Con una tendencia al melodrama muy marcada, y con algunos intentos de humor, el documental entretiene y conmueve, pero nunca sorprende. Las escenas de peleas y discusiones al interior del grupo se muestran repetida y sospechosamente, como si la cámara estuviera siempre para captar los momentos más emotivos entre los músicos.
Cualquier fan del metal y del rock podrá apreciar este filme, sobre todo por la infinidad de cameos y obvio, la música. Pero lo que muchos catalogaban como el documental del año, es poco más que un cliché sobre el rock and roll en los tiempos modernos.
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