Eran tres las películas que esperaba con ansias este 2009: Watchmen, The Road, y The Lovely Bones; todas basadas en material literario de primera categoría. La primera fue algo así como un fiasco, y de las otras dos, sin haberlas visto aún, tengo serias dudas.
Mientras que The Road ya se ha estrenado con diversas reacciones en la crítica, es The Lovely Bones, de Peter Jackson, la que tiene pendiente a todo el mundo. La película, una adaptación de la novela del mismo nombre de Alice Sebold, narra la historia de Susie Salmon, una niña brutalmente asesinada que cuenta, desde "su cielo", la vida de su familia después del terrible acontecimiento. Suena raro, pero no lo es tanto una vez que entendemos que The Lovely Bones es una historia humana como cualquier otra, con momentos tanto desgarradores como esperanzadores.
El trailer del filme se estrenó hace ya varios meses, y todo se veía bien hasta que aparecieron aquellos infames (algunos los encontrarán de lo más lindo) efectos especiales. Y es que no podía esperarse otra cosa del director de The Lord of the Rings y del remake de King Kong. Si bien las primeras críticas son diversas (un 68% en Rotten Tomatoes), es la de Variety la que más coincide con mi anticipada opinión; argumentando que el exceso de efectos especiales utilizados para mostrar el mundo celestial de Susie no favorece al tono humano y dramático del film, alejándolo de la idea original de la novela y haciendo que la película de Jackson sea una decepción desde el punto de vista artístico.
Lamentablemente, lo hecho, hecho está, y no hay nada que hacerle. No queda más que esperar que pase lo inevitable: The Lovely Bones se llevará más de un Oscar solo porque Jackson está detrás de ella (esperemos que pase lo mismo con District 9), y se transformarará en un clásico. Yo mientras tanto, cada vez que vea el trailer, no dejaré de pensar que el único problema de la nueva película de Peter Jackson, es justamente Peter Jackson.
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